____________ el personaje de la semana_______
- nacio el 11 de julio
- es mujer
- tiene el pelo rubio
- su nombre empieza con e y tiene su nombre 4 letras
- tiene un como sueter lila
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¡Hola amigos!
Así saludan los españoles – ¡jaja! – aunque eso ya lo sabíais, ¿no?
¡Al fin tierra firme! Buff… este largo viaje en barco realmente me ha hecho polvo…
Sí, el pobre Max se marea en barco, y se pasó todo el viaje con un color verde en la cara nada bueno…
¡Estaba taaaaaaaaaaaan mal! Ese continuo baivén del barco pudo conmigo. ¿Sabéis a qué me refiero? ¿Habéis viajado en barco y sufrido lo mismo que yo? Buff..
¡No te quejes tanto, ahora ya te has recuperado!
Sí, por suerte…
Ahora mismo estamos en Sevilla. Yo me he propuesto aprender sevillanas, pero para eso necesitaba lo primero un traje de sevillanas, así que me fui de compras, y arrastré a Max conmigo. Entraba en los probadores, me ponía los vestidos que más me gustaban, salía y le hacía un pequeño desfile de moda a Max, que estaba sentado delante. ¡Fue divertido! No sabía que ir de compras con chicos pudiese acabar bien.
Pero fue agotador.
Bueno, sí, tienes razón… es que había tanta elección… Por eso nos merecemos un descanso ahora. Pero mañana escribimos de nuevo.
Vuestros Max y Ella.
¡Hola Pandas!
Vamos directamente al grano, que hay urgencia. Os acordáis del mensaje en clave, ¿no?
“Quien me quiera encontrar al Big Ben debe buscar
Cuando den las 12, un pastelito podrá saborear
Estoy seguro de que le va a gustar
Pero no te des un susto
Si muerdes algo muy robusto
Podria ser la llave – ¡eso si sería un gusto!”
Justo a las 12 descubrimos quién – mejor dicho qué era el Big Ben: corrimos como locos para llegar allí antes de que acabase de dar las 12 campanadas. 6, 7, 8, 9, 10, 11 …¡Conseguido! ¡Ui, por los pelos! ¿Y ahora qué?
Vimos a un vendedor que estaba recogiendo su puestecito.
Max le miró con pánico 8O.
Claro, no sabía qué hacer.
No hizo falta decir nada: el vendedor ambulante pareció reconocernos en el acto. “Ah, sois vosotros, los dos Pandas detectives. Creo que tengo algo para vosotros – jeje – ¡que aproveche!”. Le dio a Max un pastel de chocolate y desapareció.
Mi estómago gruñía del hambre que tenía, y el pastel tenía una pinta tan apetitosa… Iba a comérmelo todo de un bocado cuando oí a Ella gritar: ” ¡Noooooo, Maaaax ¡ ¿Cómo se te ocurre? ¿No ves que podía estar envenenado? ¿No sabes que no se puede aceptar comida de desconocidos?
Pero era demasiado tarde. El pastel ya estaba en mi boca, sabrosísimo… pero de repente ¡KRACK! Mis dientes mordieron algo duro, y lo escupí enseguida: ¡una llave! ¿Pero qué podría abrir?. “¿Seguro que abre una de las puertas del Big Ben”, dijo Ella.
¡Y tenía razón!
Nos escabullimos entre las piernas del vigilante sin que nos viese y subimos las escaleras hasta lo más alto de la torre. Allí encontramos una puerta, y con temblorosas manos probamos a abrirla con nuestra llave … ¡y funcionó! Entramos y nos encontramos en una gran sala totalmente vacía. Justo en el centro había un paquete con un cartelito que decía: “Para Max y Ella”. Estaba envuelto como un regalo, y Ella se puso más contenta que unas pascuas: “¡Oh, un regalito para nosotros!”. Tiró del lazo que decoraba en paquete y lo abrió: ¡POOOP!. Un divertido payaso sujeto con un muelle saltó hacia fuera… ¡y tenía el cuaderno negro que buscábamos!.
La verdad, un poco extraño todo, pero bueno, a fin de cuentas teníamos el cuaderno, que era lo que queríamos. Así que volvimos a Scotland Yard y devolvimos el cuaderno a su propietario. Al contarle acerca del payaso y del acertijo nos dijo que sin duda debía tratarse del famoso ladrón “Riddler”, que parece disfrutar como un enano con las mas locas adivinanzas. “¡Lo habéis hecho muy bien, pareja! En este cuaderno está apuntada la dirección secreta de mi hija que vive en Méjico: si no lo hubiéseis encontrado quizá nunca la hubiese vuelto a ver… Pero por cierto, estáis dando una vuelta al mundo, ¿no? ¿Podríais hacerme un favor?”. El abrió el cuaderno y apuntó la dirección en un sobre, lo cerró y nos lo entregó. “Si por casualidad pasáis por Méjico, ¿podríais entregar esta carta a mi hija?. No puedo arriesgarme a enviarla por correo, es muy peligroso, pero confío en vosotros dos.”
Max enseguida se sintió muy halagado y creyéndose un superdetective cogió la carta sin más. Y Méjico no entraba dentro de nuestros planes… Pero bueno, seguro que también es un sitio precioso.
Pero antes vamos a España, ¡y en barco!. Éste sí será un viaje largo…
¡Hola a todos!
¿Y, le habéis dado tantas vueltas al mensaje-acertijo como nosotros?
Max se lo ha tomado muy en serio. Nada más leer el acertijo se puso su gorro de detective, cogió su lupa y se paso el día agachado con la nariz a dos palmos del suelo recorriendo todo Londres en busca de pistas.. Pero lamentablemente sin éxito
Cuando atravesávamos el famoso “Tower Bridge” (el puente ese de un azul tan llamativo, ¿sabéis, no?) nos encontramos un montón de gente en nuestro camino. No fue fácil atravesar toda esa muchedumbre. Y especialmente cuando uno busca pistas con su lupa, os podéis imaginar.
De repente oímos a un señor mayor que pasaba decir: “Vaya, pues sí que hace ruido el Big Ben ése”. ¿Cómo? ¿Habíamos oído bien? ¿El Big Ben?¿El gran Ben?
Max enseguida levantó su cabeza y se quedó mirando dónde señalaba el señor: ¡claro! El famoso “”Big Ben”. ¿Lo conocéis? Es una torre muy alta con un gran reloj arriba del todo.
El reloj estaba dando campanadas. ¡Eran justo las 12! Sacamos de nuevo el mensaje en clave:
“Quien me quiera encontrar al Big Ben debe buscar
Cuando den las 12, un pastelito podrá saborear
Estoy seguro de que le va a gustar
Pero no te des un susto
Si muerdes algo muy robusto
Podria ser la llave – ¡eso si sería un gusto!”
De repente todo tenía sentido: ¡teníamos que ir enseguida al Big Ben, antes de que diera las 12 campanadas!
¡Buf! No veáis, qué estrés… Tengo que tomar aire, que estoy agobiadísima ahora mismo. El miércoles os seguimos contando, ¿vale?
Hola queridos Pandas,
a Max le encantan las historias de detectives, así que teníamos que ir a “Scotland Yard” – es algo así como la central de la policía de investigación de Inglaterra. ¿Habéis oido hablar de ella?
Yo pensé que podrían necesitar a un detective aficionado como yo. A fin de cuentas soy como el Sherlock Holmes de Panfu.
No prometas demasiado, Max. Aún no tenemos ni idea de cómo acabará todo esto.
¡No te preocupes, encontraremos al ladrón, por supuesto!
Mejor os aclaro exactamente de qué va el asunto.
Pues bien. Ayer fuimos a Scotland Yard. Estábamos a punto de entrar cuando en frente de nosotros salió del edificio un misterioso hombre. Llevaba gafas de sol, un sombrero que le tapaba media cara y un largo abrigo negro. Miró hacia nosotros y pareció habernos reconocido. “¿Sois Max y Ella, de Panfu?” – preguntó – ” Qué bien que estáis aquí. Me vendría genial vuestra ayuda. Estoy buscando a un ladrón. Ha desaparecido un objeto de gran valor de mi escritorio: se trata de un pequeño manuscrito negro, con anotaciones muy importantes. El ladrón dejó el siguiente mensaje:”. Entonces nos enseño una nota en la que se podía leer:
“Quien me quiera encontrar al Big Ben debe buscar
Cuando den las 12, un pastelito podrá saborear
Estoy seguro de que le va a gustar
Pero no te des un susto
Si muerdes algo muy robusto
Podria ser la llave – ¡eso si sería un gusto!”
¿Cómoooooo? No me entero de nada – ¿quizá alguno de vosotros?
El hombre tampoco tenía la más mínima idea. “Dejo el caso en vuestras manos, espero que resolváis el misterio”, nos dijo, “si no… buff, no quiero ni pensar qué podría ocurrir si no”
Puuuuuu… Vamos a ponernos manos a la obra. ¿Nos ayudáis? ¿Quién será el tal Big Ben? El gran Ben.. ¿Un gigante? El lunes os contaremos cómo hemos avanzado. A ver qué tal se nos da…
Good morning dear Pandas!
Así nos saludaron los ingleses. ¿Todo el mundo sabe qué significa, no? Yo sí.
Vaya un sabelotodo que estás hecho, Max.
Bueno vale, sólo quería presumir un poco de que sé inglés. ¿Tenéis inglés en el colegio? Pues ahora le vendría a uno genial. Desde ayer estamos en Londres – ¡YEAH!. Siempre había querido ver ese… cómo se dice… “Changing the Guard” en el palacio “Buckingham Palace”. ¿Habíais oído hablar de eso? Es algo así como un cambio de la guardia del palacio. Cuando los guardias se cansan vienen otros para sustituirlos y seguir protegiendo el palacio de la reina. A mí me parece de lo más lógico del mundo: ¿qué pasaría si los guardias se durmiesen? No creo que quedase muy bien, la verdad…
Uau, ni me había imaginado que la reina necesitaba tantos guardias. Llegó una auténtica tropa. Venían en formación con tambores, trompetas y banderas. Además llevaban esos grandísimos y divertidos sombreros que parecían de piel de peluche. ¡Eran muy divertidos!
Había un montón de turistas que querían verlo. De repente Max desapareció en el tumulto. Sólo una vez finalizada la „Changing the Guard“ y cuando se dispersó la gente en todas direcciones encontré de nuevo a Max. ¿Y os imagináis lo que estaba haciendo? Se había plantado delante de uno de esos guardias reales armados… ¡y no paraba de hacerle burlas y ponerle caras raras! !o!
¡Claro! Yo había oído que estos guardias son famosos porque no se dejan distraer por ningún motivo y se mantienen como estatuas pase lo que pase. Así que simplemente quería probarlo. ¿Y sabéis qué?. Una vez le saqué la lengua y ¡movió un ojo!. Fue un momento y un sólo ojo, pero me miró directamente, y me dió de repente miedo y me fui corriendo.
Claro, y justo entonces nos chocamos. Yo me había acercado por su espalda para avisarle, y justo entonces se dio la vuelta de repenta y ¡PUM! Nos dimos un choquetazo que nos caimos los dos al suelo. ¡Aua!. A mí todavía me duele un poco la cabeza.
Sí, yo también me hice daño. Y además miré de reojo al guardia y me pareció ver que se sonreía al vernos así.
Je je, no me extraña nada.
Mañana visitaremos “Scotland Yard”. ¿Sabéis qué es?. Mañana os lo contamos todo.
¡Huhu queridos Pandas!
Ayer estuvimos en el Louvre: ¿sabéis qué es?
Es el museo más conocido en todo París, quiza incluso en todo el mundo. Así que decidimos que teníamos que ir. Lo que no sabíamos es que era tan grandísimo. ¡Increible!
Al cabo de tan sólo unos minutos Max comenzó a aburrirse y parecía una tortuga con reúma. Estaba tan aburrido que incluso se le cerraron los ojos. ¡Os lo juro! Se quedó dormido de pie. Sin darse cuenta se apoyó en la pared, y … ¡PIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIP! Saltó la alarma del museo.
Sí, y todo sólo por querer apoyarme un poquito… Yo no hice nada de nada. Pero los vigilantes vinieron enseguida enfadadísimos y me dijeron que la alarmA sólo se dIspara cuando alguien intenta acercarse a los cuadros. Porque son tan valiosos. Así que no me quedó otro remedio que seguir aburriéndome.
Sí pero de repente Max se despertó completamente al ver el cuadro de, ¿cómo se llamaba?…
¡Mona Lisa! La verdad es que se parecía mucho a nuestra Panda Lisa de Panfu. Seguramente el pintor de Panfu habrá estado también en París.
Esas misma. Pues a Max se le abrieron los ojos como platos nada más verla. Teníais que haberle visto, allí de pie parado, con la boca abierta. No podía apartar sus ojos de la Mona Lisa, y sólo repatía: “Es tan preciosa…”. ¡No podía dejar de mirar ese cuadro! Como si estuviese himnotizado por la belleza de la Mona Lisa.
Y para mí que tampoco es tan guapa…
¡Jaja! ¿Acaso estás celosa, Ella?
¿Yo? ¿Cómo se te ocurre? ¡Ni en sueños!
Hmmmm… Yo no estaría tan seguro. ¿Qué pensáis vosotros?
Aj, será mejor que cambiemos de tema. ¿Llegó ya nuestra postal de París a Panfu?. Debería estar ya allí… ¿La habéis encontrado?
Mañana nos vamosa Inglaterra: ¡yuju! Pero nos os preocupéis, el viernes os escribimos de nuevo.
¡Bonjour queridos Pandas!
al fin llegamos a París, y es tan bonito… [suspiro]
Los que ya hayan estado en París sabrán a qué me refiero.
Sí, Ella anda todo el día anonadada con la boca abierta mirando hacia arriba, como si estuviese flotando en una nube.
Es como un sueño para mí, siempre quise visitar París… ¡y ahora estoy aquí! [suspiro]
¡Deja de suspirar, Ella! ¿Has olvidado cómo nos costó subir la Torre Eiffel?
Eso ya está más que superado, Max. Pero tienes razón, fue bastante duro, especialmente con mis zapatos de madera holandeses.
¡Teníais que haberla visto! Cuando subíamos las escaleras Ella siempre tenía que dar pasos muy grandes, porque si no se la caían sus zapatos de los pies.
Tsss… Bueno, ¿y qué?
No sabíamos que iban a ser tantísimas escaleras. Al final íbamos con la lengua fuera y subíamos a cuatro patas. Y al llegar arriba… Ella empezó a temblar. Sus rodillas paracían de gelatina , sus ojos abiertos como platos, y no se movía ni lo más mínimo. “Vamos a disfrutar las vistas, Ella”, le propuese. Pero no se movió ni lo más mínimo y dijo tartemudeando: “Yo… Yo… no.. no sé que me paaaa…sa… Pero me da muchísi..si..si…mo miedo mirar hacia a…a…abajo…”. Y entonces me dí cuenta de qué sucedía: ¡Ella tiene vértigo!
Pues sí… Yo nunca antes había estado en un sito tan alto. ¿A alguien le ha pasado alguna vez algo así? ¿Tiene alguno de vosotros vértigo? Yo no sabía que tenía esta enfermedad…
Ala, qué exagerada Ella, no es un enfermedad.
Enseguida bajamos de la Torre Eiffel, pero esta vez en el ascensor. Desde entonces nos movemos sólo por lugares a una altura moderada. Bueno, aunque a decir verdad, Ella está siempre flotando por encima de la nube número 7. De lo feliz que está. Irradia la más pura alegría.
[suspiro]
… y no deja de suspirar.
Vamos a quedarnos un poquito más por aquí. Mañana hemos planeado ir al Louvre a ver la Monalisa. ¡Me apetece tanto!
¡”Goeiemorgen” queridos Pandas!
Así se dicen buenos días en holandés. Al principio nosotros tampoco nos enterábamos de nada, pero el dueño de la tienda de souvenirs nos lo aclaró.
Os quería contar qué pasó ayer, pero ahora me da un corte… ¡ooops!
Anda, Max, no seas exagerado, si no pasó nada. Cuéntalo, es divertido.
Bueno vale. Como sabéis ayer dormimos en un sofá-cama. Yo estaba cansadísimo y enseguida me quedé frito… hasta que oí la voz de Ella. Estaba tendida en el otro lado del sofá, con la espalda hacia mí. “Dame tu patita”, me dijo. Yo pensé que quizá tenía una pesadilla, así que cogí su mano para tranquilizarla. Además, a fin de cuentas, ella misma me lo había pedio. Pues bien, a la mañana siguiente nos despertamos.. y yo aún sujetaba su mano… para asegurarme de que de verdad no tenía ningún miedo. Ella me miró con ojos furiosos y retiró su mano de un tirón. ¡Y eso que tú misma me dijiste que cogiese tu mano!
Ya, lo dije, pero sólo mientras dormía, Max. Deberías saber que a veces hablo mientras duermo. Estaba soñando que tenía un perrito y le estaba enseñando a darme su patita.
¡Y tú creías que quería decir tu mano!
Bueno.. ¡Pues sí! ¡Encima! Yo sólo quería ayudar y ahora te ríes de mí.
No te enfades, Max, no pasó nada. Pero fue muy divertido.
Mañana nos vamos a Francia. Nunca estuve en París, estoy ansiosa por ver qué aventuras nos ocurren allí. ¿Quién ha estado ya en Paris? Yo siempre he querido ir.
Lávense las orejas
Max y Ella
Etiquetas: panfu
entrada de el blog de pamb14 a las 12:01 3 comentarios
Ayer fuimos a la biblioteca para ver a Penny. Como era de esperar estaba allí sentada y leía un libro en inglés. Yo le pregunté si podíamos hacer algo por ella.
Y yo le dije que me iba a ocupar personalmente del tipo que le rompió el corazón.
Pero Penny dijo: “No es tan fácil. Lenny no vive aquí en Panfu. Y además hace tanto tiempo que no le veo que no sé si le reconocería. Eramos buenísimos amigos en Palifornien… hasta que yo me mudé a Panfu”. Entonces Penny me enseñó una antigua foto que tenía de los dos en la playa.
Muy romántico, ¿no?
Penny siguió contando su historia: “Yo pensaba que él vendría aquí más tarde y le escribía cartas cada día… ¡Pero nunca recibí una respuesta! He oido que ahora es un campeón surfista, y que tiene todas las chicas a sus pies. Seguro que tiene cada semana una nueva novia y ni siquiera se acuerda de mí”.
Triste historia, ¿verdad? ¡Pobre Penny!
Sí, esta vez conseguí inflar mi flotador sin contratiempos
Allí nos encontramos con Penny. ¿La conocéis? La verdad es que no se le ve mucho: está siempre en la biblioteca y lee libros en inglés.
Sí, viene de un país un tanto extraño… como se llamaba …
¡Palifornia! Allí se habla sólo inglés. Por eso ella habla un poco raro, mezclando inglés con español. Suena muy gracioso
Pues eso, como siempre, lo pasamos muy bien en el Supertobagán. Penny no paraba de reirse… Hasta que le pregunté si ella tenía un novio. De inmediato dejó de reirse y se puso muy triste. “¿Qué te ocurre, Penny?”, le pregunté. Ella me contestó: “Hubo alguien una vez. Se llamaba Lenny. Yo era muy pequeña. No era lo que se dice un novio de verdad, pero a mí me gustaba mucho. Pero eso fue hace mucho tiempo”.
Después se puso tan triste, que ayer no me atreví a preguntarle más. Pero ahora no me lo puedo sacar de la cabeza. ¿Quién se atrevió a romper el corazón de Penny? Mañana le pienso preguntar por más detalles.
Eso es, ¿quién se atrevió a romper el corazón de Penny? Como le pille se va a enterar de lo que vale un peine.
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